Relajación /libre

Corría yo felizmente como una loca por el salón de té, huyendo de la posible bronca de una de las limpiadoras nuevas tras haberle llenado el cubo de la fregona de una sustancia como el agua pero gelatinosa y pegajosa. Corrí, riéndome a la vez que chocaba tanto con personas mayores como de mi edad de las que recibía quejas y, tirando algún que otro café/té/batido/cosas al suelo, hasta que me comí, literalmente, a una chica que parecía estar tranquilamente con su té, tirándola de la silla del basto-golpe y comiendome yo, literalmente, y tras comerme a la chica, la bonita silla de madera.
-¡Ay, mif bienpef!
Me quité la silla de la boca, llevándome las manos corriendo a ella del dolor.
-Ayayayayay, cogo me haia hesho ago, aparaco ar canco.
Me sobé los dientes un rato y finalmente, me quité la mano, comprobando con la lengua que mis dientes estuviesen todos en su sitio. Me levanté del suelo, moviendo la cabeza de un lado a otro y miré a la chica que seguía en el suelo del choque. Subí a la silla, poniéndome a cuatro patas y extendiéndole la mano con carilla de pena.
-¿Estás bien? No te has hecho nada grave, ¿verdad?